Opinión

Del colonialismo al clasismo y racismo: ¿por qué soportar a las familias reales?

¿Vientos de cambio en la Commonwealth? Los países del Caribe lideran el camino hacia la república tras la muerte de Isabel II

¿Vientos de cambio en la Commonwealth? Los países del Caribe lideran el camino hacia la república tras la muerte de Isabel II

Además, la reina Sofía se ha visto involucrada en múltiples escándalos debido a sus tendencias ultraderechistas, como cuando fue acusada en un libro por Pilar Urbano, periodista y biógrafa de Sofía, de oponerse al matrimonio homosexual y al aborto y mostrarse favorable a la enseñanza de la religión en los colegios públicos. Posturas homófobas y retrógradas muy cercanas a la ultraderecha española.

Por si no fuera suficiente, la reina Sofía también ha sido víctima de un mal que aqueja a la gran mayoría de miembros de las familias reales: el clasismo —su relación con la reina Letizia ha provocado situaciones tan inapropiadas como la producida en Palma de Mallorca, cuando Letizia rechazó que sus hijas se fotografiaran con Sofía—. Un conflicto muy parecido al protagonizado por Isabel II con Lady Di y Meghan Markle. ¿Alguien se extraña? Por si fuera así, cabría recordar que la madre de la reina Sofía, Federica de Hannover, fue en su juventud una ferviente nazi —como Eduardo VIII—. Otro de los males que padecen las monarquías: sus tendencias autoritarias —Juan Carlos I y Felipe VI se han mostrado siempre filofranquistas y, sobre todo, condescendientes con el franquismo—.

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
Se trata de familias reales criadas en valores anacrónicos y clasistas, de por sí antidemocráticos, que, además, protagonizan numerosos escándalos a lo largo de su vida debido a que creen estar por encima del bien y del mal. No solo no tiene sentido, no lo merecemos.

Son solo unos ejemplos, pues si se analizasen el resto de las familias reales —no solo europeas, piensen en las petromonarquías y los crímenes que perpetran—, se encontrarían muchos más. Por ello, salvo excepciones, las familias reales están marcadas por unos condicionantes que les arrastran, de forma general, a pensar que están por encima del resto de la humanidad. En palabras de Juan Carlos I a Adolfo Suárez cuando este era presidente del Gobierno español y mantuvieron una agria confrontación: “Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos… Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy el heredero de diecisiete reyes de mi propia familia”. Espermatozoides versus votos.

La monarquía no tiene sentido en el siglo XXI

¿Por qué en el año 2022 aún hay familias que ostentan mediante el sistema de herencia la jefatura del Estado? Máxime teniendo en cuenta que se trata de familias reales criadas en valores anacrónicos y clasistas, de por sí antidemocráticos, que, además, protagonizan numerosos escándalos a lo largo de su vida debido a que creen estar por encima del bien y del mal. No solo no tiene sentido, no lo merecemos: cualquier líder político elegido en proceso democrático serio puede hacerlo mejor —incluso muchos de los más disparatados, ultras o negligentes que existieron—. O, como mínimo, igual. Y siempre existirá una ventaja a su favor: podemos echarlos.

ANEXO: Las monarquías en el mundo

Un breve análisis sobre la existencia de monarquías en el mundo así lo demuestra. Si repasamos un listado, comprobaremos que la monarquía, en múltiples variables, es la forma de gobierno de 42 de los más de 195 países que existen en el planeta. Menos de una cuarta parte. Pero tiene truco, pues la cifra real es todavía menor, ya que el recién nombrado Carlos III del Reino Unido, también lo es de catorce países más [Antigua y Barbuda, Australia, Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Islas Salomón, Jamaica, Nueva Zelanda, Papua Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía y Tuvalu]. Es decir, en realidad solo veintiocho países en el mundo se rigen por el sistema de monarquía.

Si analizamos el listado, podemos dividir las menos de treinta monarquías en:

Europeas (once), en las que encontramos antiguas potencias coloniales y pequeños reinos que funcionan como paraísos fiscales.

  • Suecia: Carlos XVI Gustavo de Suecia; Bélgica: Felipe de Bélgica; Países Bajos: Guillermo Alejandro de los Países Bajos.; Noruega: Harald V de Noruega; Dinamarca: Margarita II de Dinamarca; España: Felipe VI de España; Reino Unido: Carlos III de Reino Unido; Mónaco: Alberto II de Mónaco; Liechtenstein: Luis de Liechtenstein; Luxemburgo: Enrique de Luxemburgo; y Andorra: Joan-Enric Vives y Emmanuel Macron.

Petromonarquías de Oriente Próximo (siete).

  • Catar: Hamad bin Jalifa Al Thani, Emiratos Árabes Unidos: Jalifa bin Zayed bin Sultan Al Nahayan; Jordania: Abdalá II de Jordania; Kuwait: Sabah IV Al-Ahmad Al-Yaber Al-Sabah, Omán: Qabus ibn Sa’id Al Sa’id; Arabia Saudí: Salmán bin Abdulaziz; Baréin: Hamad bin Isa Al Jalifa.

El resto (diez)

  • Marruecos: Mohamed VI de Marruecos; Japón: Naruhito; Suazilandia: Mswati III de Suazilandia; Tailandia: Maha Vajiralongkorn; Tonga: Tupou VI; Brunéi: Muda Hassanal Bolkiah; Bután: Jigme Khesar Namgyel Wangchuck; Camboya: Norodom Sihamoní; Lesoto: Letsie III; y Malasia: Mohamed V de Kelantan.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

  • Europa
  • Reyes
  • internacional

Fuente

Leave a Reply

Back to top button