Un nuevo estudio encontró evidencia de que el núcleo interno de la Tierra oscila, contradiciendo la teoría anterior que planteaba que rota constantemente a un ritmo más rápido que la superficie del planeta.
La investigación fue realizada por expertos de la Universidad del Sur de California, (EE.UU.) y publicado este viernes en la revista científica Sciense Advances.
En contraste con los modelos previos, el estudio actual mostró que el núcleo interno giró más lento de lo previsto entre 1969 y 1971, según el análisis de datos sísmicos. Además, se encontró que el núcleo interno cambió de dirección en un período de seis años, comprendido entre 1969 y 1974.
Apparenly Earth’s core is twisting under our feet, while changing direction every six years. https://t.co/HheTRGNdTD
— 🅺🅷🅻🅸🅳 . (@AligidirEritrea) June 11, 2022
Los científicos sostienen que el nuevo modelo de movimiento del núcleo interno de nuestro planeta explica la variación en la duración del día, que se ha demostrado que oscila de manera persistente a lo largo de las últimas décadas.
Se sabe que el núcleo interno de la Tierra es una bola densa y caliente de hierro sólido que se mueve y cambia a través de los años. Es imposible observar directamente el núcleo, de modo que el análisis se basa en mediciones indirectas realizadas por los científicos para determinar el patrón, la velocidad y la causa de los cambios.
Este nuevo estudio demuestra por primera vez, a través de la observación sismológica directa, la oscilación de seis años planteada anteriormente, aseguran los especialistas.
“La idea de que el núcleo interno oscila era un modelo que existía, pero la comunidad estaba dividida sobre si era viable”, explicó John E. Vidale, coautor del trabajo y profesor de Ciencias de la Tierra de la USC. “Entramos en esto esperando ver la misma dirección y velocidad de rotación en el par anterior de pruebas atómicas, pero en cambio vimos lo contrario. Nos sorprendió bastante descubrir que se estaba moviendo en la otra dirección”.
“El núcleo interno no está fijo, se mueve bajo nuestros pies y parece ir y venir un par de kilómetros cada seis años”, concluyó Vidale.
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