¿De la calle a las redes? Un Lula ‘menos analógico’ le disputa el reinado virtual a Bolsonaro a días de las presidenciales en Brasil
21.09.2022
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Imagen ilustrativa Shutterstock
Cuando quedan menos de dos semanas para las presidenciales en Brasil, las redes sociales se hacen eco de una campaña feroz, mordaz, en la que las acusaciones directas, los epítetos y los ataques personales se han disparado entre los competidores.
El perfil de los colosos que protagonizan la diatriba difiere en demasía en el mundo virtual y esto tiene un efecto político que hasta ahora ha ido, innegablemente, a favor del actual presidente Jair Bolsonaro. No obstante, el candidato izquierdista y expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ha venido avanzando en este campo que fue un espacio privilegiado para el triunfo del primero en su exitosa campaña de 2018.
Lula es un líder más bien analógico. Su ascenso político se fraguó en las relaciones interpersonales y directas en las fábricas, los caminos, las movilizaciones y veredas. Un obrero de la metalurgia cuya carrera se impulsó en medio de los secretos y discreciones que imponía la dictadura militar y la censura total de la mediática brasileña.
Cuando Lula arrasó en 2002, igual que las veces anteriores que lo había intentado sin éxito, las redes sociales no existían. Si acaso ya emergía internet, pero no era considerada la protagónica esfera que hoy resulta para hacer política y conseguir votos.
Todo lo contrario ocurrió durante el surgimiento político de Bolsonaro. Su carrera no es tan nueva. Viene de ser concejal desde los noventa, luego diputado por casi 25 años y en varias ocasiones logró conseguir un buen cúmulo de votos, supo mantenerse como una especie de ‘outsider’ de la política, un defensor de las causas militares y un nostálgico de la dictadura. Representó siempre los valores más radicales del conservadurismo, lo que le ayudó en variadas ocasiones.
La catapulta de Bolsonaro se impuso en varios pilares, entre ellos las redes sociales, que le permitieron difundir toda una cantidad de medias verdades, abiertas mentiras y discurso apocalíptico.
Sin embargo, su ascenso al nivel que terminaría llegando era inimaginable hasta entonces. Por ejemplo, cuando en 2017 trató de ser presidente de la cámara de diputados obtuvo apenas cuatro votos. Muy diferente a Lula, que fue candidato presidencial cuatro veces antes de llegar a la presidencia y un líder nacional reconocido.
2018: el auge de Bolsonaro
La fulgurante carrera de Bolsonaro la logró casi toda en 2018, año que de manera sorpresiva se coló entre los favoritos y luego arrasó en la primera vuelta electoral después de sufrir un intento de homicidio que le terminó impulsando de manera considerable.
En ese último momento, fue cuando las redes lo convierten en el coloso que llegó a ser, sin desmeritar su excelente manejo simbólico, pero fue el mundo virtual el que le ayudó de manera significativa al logro de la presidencia por una diferencia considerable de votos ante Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).
Su catapulta se impulso en varios pilares. La conexión ‘perfecta’ entre su defendido legado militar-conservador, el descrédito del Partido de los Trabajadores después del lógico cansancio de casi cuatro gestiones presidenciales, la campaña contra la izquierda por supuestos casos de corrupción y el uso efectivo de las redes sociales que le permitieron difundir toda una cantidad de medias verdades, abiertas mentiras y discurso apocalíptico.
Las cadenas de WhatsApp sirvieron como tentáculos que le permitieron permear nuevos públicos y el uso decisivo de las redes le permitieron enterrar a una izquierda que aún privilegiaba sobremanera la realidad de la calle sobre el mundo virtual.