La Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. hace lo que quiere en Argentina, sin importar si es legal o no. Y se lo permiten. Desde los años 70 comenzó a armar una sólida red de complicidades con las fuerzas de seguridad, políticos, jueces, fiscales y periodistas que le permiten operar a su antojo, sin importar quién gobierne.
Estas son algunas de las principales conclusiones del libro ‘La DEA en Argentina. Una historia criminal’, escrito por el periodista Julián Maradeo, quien a través de una extensa investigación desentraña algunos de los misterios de la agencia que opera como una policía trasnacional sin rendir cuentas en los países latinoamericanos.
A lo largo de 331 páginas, la investigación demuestra que la agencia antinarcóticos tiene acceso a información privilegiada y cuenta con un sistema propio de inteligencia que maneja millonarios recursos para recompensar a sus informantes con dinero en efectivo, siempre desde circuitos ilegales.
La cooptación de políticos y miembros del Poder Judicial pasa por el ofrecimiento de viajes a EE.UU. con todo pago, capacitaciones que imponen la visión de ese país con respecto a la supuesta guerra contra las drogas; la entrega de recursos, ya sea fondos o equipamiento; y relaciones con políticos estadounidenses.
“[La DEA] ha instigado delitos y ha usado al país como base de operaciones para armar entregas de drogas y capturar a narcos a pesar de que no tiene autorización. El tráfico de drogas es el pretexto”, asegura el autor.
En su año fundacional, la DEA instaló su oficina regional en Argentina. Poco tiempo después, en 1976, se convirtió en cómplice de la última dictadura militar que se impuso a partir del golpe de Estado
También subraya que es mentira que la agencia quiera combatir el tráfico de sustancias. “Lo único que le interesa es acceder de manera privilegiada a la información que considera valiosa para el resguardo de Estados Unidos. No se trata de la guerra contra las drogas, sino de la lucha por el control”, afirma.
Mecanismos
Maradeo explica que la DEA, que tiene en el diario conservador La Nación y en el portal Infobae a sus medios favoritos, no necesita tener un ejército de agentes en el país, ya que le alcanza con alimentar las relaciones de privilegio construidas a lo largo de décadas.
Su historial data de 1973, cuando el presidente Richard Nixon creó una agencia que, desde entonces, encabeza una guerra contra las drogas que fracasó por completo, ya que se proponía terminar con la producción, venta y consumo de la marihuana, la cocaína, la heroína y las sustancias fabricadas en laboratorios.
Cinco décadas después, en todo el mundo hay más drogas, más potentes, más consumo, producción récord, más organizaciones criminales, más violencia y más víctimas.