¿Ancla o catapulta? Las imprevistas consecuencias del allanamiento a Trump que pueden poner en apuros a los demócratas
11.08.2022
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Agentes del Servicio Secreto se instalan en la puerta de Mar-a-Lago. 8 de agosto de 2022AP
A pesar del terremoto que representó su desconocimiento del resultado electoral de 2020, así como el asedio al Congreso, que causó varias muertes, heridos y el tambaleo de la democracia en EE.UU., Trump no ha enfrentado escollos con la magnitud suficiente para poner en riesgo su nueva carrera presidencial.
Por lo pronto, el republicano tiene bases sólidas que aún sostienen sus probabilidades de volver a la Casa Blanca.
El voto popular a Trump
En la campaña electoral de 2020, los medios de comunicación y el establecimiento político, incluyendo grandes figuras republicanas, se articularon en un ‘anti trumpismo’ que –junto al levantamiento contra el racismo de 2020– hizo reaccionar a las mayorías para asistir masivamente a las urnas y darle la victoria a su adversario, el actual presidente Joe Biden.
Pero este resultado significativo no debe ocultar el crecimiento electoral de Trump, gracias a su gestión populista y belicosa, que pasó de 62 millones de votos en las presidenciales de 2016 a 74 millones en las de 2020.
Es decir, en medio de su convulsionada administración, logró aumentar 12 millones de votos. Esos datos permiten concluir que su potencia interpeladora sobre el electorado conservador sí logró ser efectiva.
Por su parte, la gestión de Biden está empantanada porque no cuenta con fuerzas suficientes en el Congreso y tampoco tiene una Corte Suprema que le favorezca.
Trump, en medio de su convulsionada administración, logró aumentar 12 millones de votos. Esos datos permiten concluir que su potencia interpeladora sobre el electorado conservador sí logró ser efectiva.
Aunque la administración Biden puede verse fortalecida electoralmente con sus últimas jugadas geopolíticas, arrebatándole a los republicanos sus discursos ‘antichinos’ y ‘antirusos’, y dividiendo a sus adversarios a la hora de valorar la política exterior de la gestión demócrata, en el plano interno la situación es distinta.
Como suele pensarse en momentos agitados, “los tiempos pasados siempre fueron mejores”. Esa idea resuena especialmente cuando la inflación y la “recesión técnica” hacen que la economía presione al electorado e influya a la hora de tomar una decisión política. Tal como está ocurriendo este 2022.
Entonces Trump, quien ha venido asegurándose su reelección como candidato republicano, sale nuevamente al ruedo en medio del escándalo de ser el primer expresidente allanado en la historia del país.
Pero los escándalos, se ha comprobado, no bajan su popularidad, al contrario, pueden convertirle en una amenaza real para los demócratas que aun deben decidir su candidatura.
Respaldo en la Corte
El otro pilar con el que cuenta Donald Trump es el respaldo de la Corte Suprema. Durante su mandato, por cosas del azar y la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, el expresidente y su partido pudieron darle un vuelco a la correlación de fuerzas internas en el alto tribunal, lo que todavía está arrojando cambios importantes en la sociedad estadounidense, como con la reciente derogación del aborto.
El tercer pilar es el equilibrio legislativo existente, ya que sería difícil para cualquier intento de enjuiciamiento conseguir una mayoría sólida en el Congreso. Hay que recordar que la presidenta de la cámara de representantes, Nancy Pelosi, intentó en dos oportunidades hacerle un ‘impeachment’, sin éxito.