Las condiciones de las urgencias de atención primaria llevan a la huelga indefinida a los sanitarios de Madrid
Para algunas vecinas el fin último del corte de suministro de electricidad es evidente: empujarlas a que se vayan de la comunidad. Elena Martín reconoce que el suelo no es suyo, pero pide que le ofrezcan condiciones justas, señalando que junto a su marido construyó su hogar ladrillo a ladrillo. Además, la solución de darle un piso de alquiler por un año prorrogable a decenas de kilómetros de donde vive es insuficiente.
Por su parte, el Gobierno local y regional han apostado por evacuar las zonas más excluidas del asentamiento. En los últimos meses, los hogares de una parte importante del sector seis han sido demolidos y cientos de familias han visto sus casas totalmente destruidas, mientras que miles de personas han sido realojadas en otros municipios de la Comunidad de Madrid.
El traslado a otras zonas supone un alivio para muchos padres y madres por la ausencia de servicios que sufrían. Sin embargo, también supone dejar atrás recuerdos, amigos y familiares que ahora están dispersos por toda la región.
Liria Manzano, realojada del asentamiento, lamenta que no tienen otra opción que irse. “Si no cogemos la otra vivienda te quedas en la calle y en la calle no te vas a quedar con dos hijos”, manifestó.
Más allá de que los realojamientos sigan llevándose a cabo, hay 4.000 personas en la Cañada Real que necesitan electricidad de forma urgente. El invierno está a la vuelta de la esquina, por lo que activistas y organizaciones humanitarias piden que se respeten sus derechos.
- Energía
- España
- Sociedad
- francisco_guaita