Este martes se desarrolló en Colombia una audiencia de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en la que militares hoy retirados confesaron frente a familiares de las víctimas su responsabilidad en el asesinato de unos 120 jóvenes campesinos y desocupados a los que presentaron luego como guerrilleros muertos en combate, informó El Espectador.
La primera de dos audiencias previstas tuvo lugar en Ocaña, en el departamento Norte de Santander, en la misma región del Catatumbo en la que fueron cometidos los crímenes por el Estado colombiano, durante los años 2007 y 2008.
El caso se inscribe en la extendida práctica conocida como ‘falsos positivos’, e incluye, además de las 120 ejecuciones, detenciones arbitrarias y desaparición forzada de personas.
“Asesiné cobardemente, les arrebaté la ilusión a sus hijos, les desgarré el corazón a sus madres por una presión de unos falsos resultados, por tener contento a un Gobierno. No es justo, no es justo”, señaló el cabo (r) Gutiérrez, tras leer el nombre de las víctimas. pic.twitter.com/Ig65kq81aO
— Jurisdicción Especial para la Paz (@JEP_Colombia) April 26, 2022
“Asesiné cobardemente, les arrebaté la ilusión a sus hijos, les desgarré el corazón a sus madres por una presión de unos falsos resultados, por tener contento a un Gobierno. No es justo, no es justo”, reconoció Néstor Guillermo Gutiérrez, quien era cabo primero del Ejército al momento de cometer los delitos y fue comandante de escuadra en la Brigada Móvil 15.
“No voy a justificar lo que hice, porque cometí delitos, crímenes. Asesinamos a personas inocentes, campesinos. Quiero aclararlo acá: los que asesinamos fueron campesinos”, admitió el primero de los militares en declarar.