En la ciudad de Lvov, en Ucrania occidental, cerca de la frontera con Polonia, los repartidores se negaron a entregar ayuda humanitaria a los refugiados provenientes del este del país por hablar ruso.
Las personas que acudieron a los puntos de repartición de productos esenciales filmaron el incidente con sus celulares, exigiendo a los hombres, encargados de las entregas, de darles, aunque sea, un trozo de jabón. Sin embargo, uno de ellos tan solo les respondió, en reiteradas ocasiones, que no los entendía ya que no hablaban ucraniano.
Una de las mujeres le indicó que, en tal caso, les podía mostrar los productos que les correspondían, y ellas se limitarían a señalarle con el dedo lo que necesitaban. “Eso no es suyo, no lo compró con su dinero”, objetó otra de las mujeres, agregando que se trataba de “la ayuda de la ONU, de las personas [que viven] en el extranjero”. No obstante, los repartidores, que se comportaban de manera grosera, y con notable menosprecio, se escondieron dentro del punto de entrega, dejando a los refugiados con las manos vacías.
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