El servicio internacional de taxi Uber se valió de grupos de influencia, usó contactos políticos personales y aplicó métodos dudosos desde un punto de vista ético y legal para expandir su negocio y limitar los derechos laborales en decenas de países, según una filtración masiva de datos obtenidos por The Guardian.
Los más de 124.000 documentos confidenciales filtrados al medio revelan el ‘modus operandi’ de los directivos de la compañía estadounidense en su búsqueda de ventajas sobre las compañías tradicionales de taxi en los mercados internacionales y descubren la implicación de importantes dirigentes políticos, incluido el actual presidente francés, Emmanuel Macron, y su homólogo estadounidense, Joe Biden.
“La violencia es garantía de éxito”
Los archivos abarcan el periodo entre los años 2013 y 2017 e incluyen más de 83.000 mensajes electrónicos, incluidas comunicaciones inequívocas entre el entonces director ejecutivo, Travis Kalanick, y un grupo de altos directivos, de las que se desprende que en la compañía eran conscientes de lo poco inmaculado de sus métodos.
Así, en una de las comunicaciones, Kalanick propone contrarrestar las protestas de taxistas en Francia contra Uber —por remodelar el mercado y desplomar los precios— con el envío de taxistas a la manifestación, poniendo así a los conductores en riesgo de ser objeto de la violencia de los trabajadores enojados. Ante las preocupaciones de los ejecutivos, el jefe escribió que cree que “esto vale la pena”, porque “la violencia es garantía de éxito”.
Contactos políticos
Los documentos también incluyen mensajes entre Kalanick y Macron, que entonces era ministro de Economía y que habría ayudado en secreto a que Uber se implantara en su país, proporcionando a la compañía acceso frecuente y directo a su persona y a su equipo, e incluso mediando en acuerdos con quienes se oponían al negocio en los órganos gubernamentales.
En los documentos se pone de relieve el desdén expresado por directivos de Uber en relación a ciertos políticos con los que contactaban. Así, uno de los ejecutivos tilda de “verdadero cómico” a Olaf Scholz, actual canciller de Alemania y por aquel entonces alcalde de Hamburgo, por oponer resistencia a los grupos de influencia de Uber e insistir en los sueldos mínimos para los taxistas.