El empresario ruso Víktor But reveló en entrevista a RT que lo más difícil en la prisión estadounidense fue la imposibilidad de comunicarse frecuentemente con sus familiares y amigos, con quienes podía hablar solo una vez al mes.
El empresario pasó casi tres años aislado en una celda. “Cuando estaba en aislamiento perdí el interés por la comida, perdí mucho peso, pero me obligaba a comer porque tenía que sobrevivir”, relató, subrayando que ahora es una “persona feliz”.
Asimismo, contó que los primeros meses del régimen de aislamiento solitario fueron “muy difíciles”, sentía “pánico” pero después se dio cuenta que debía cambiar su actitud para sobrevivir. En este sentido, dijo que por las mañanas se reía y que esto le ayudó emocionalmente.
“Todo lo que me pasó a mí, le está pasando ahora a nuestro país [Rusia]”, comentó, explicando que él se encuentra bajo las sanciones estadounidenses desde hace al menos 22 años. “Bloquearon mis cuentas bancarias, cerraron mi empresa e intentaban detenerme por todos los medios”, recordó. Esa “guerra no declarada [de EE.UU.] que comenzó contra mi familia, poco a poco lo fueron aplicando a Rusia”, agregó.
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