Guang Niu / AP
China está desarrollando un misil antibuque supersónico que podrá desplazarse más y más rápido y que cualquier otro torpedo tradicional, informa South China Morning Post, que recoge el testimonio de investigadores involucrados en el proyecto.
El misil, que mide cinco metros, podrá volar a una velocidad de 2,5 Mach a una altitud de unos 10.000 metros, la misma que la de un avión comercial, así como cubrir una distancia de 200 kilómetros antes de sumergirse y seguir su vuelo bajo el agua durante unos 20 kilómetros más a una velocidad de 200 nudos (unos 100 metros por segundo, o 370 km/h), usando para ello el efecto de supercavitación.
Al pasar a ‘modo de torpedo’, el proyectil, dotado de un motor estatorreactor, genera gases calientes que vaporizan el agua en su trayectoria, creando una bolsa de aire o el llamado ‘efecto de supercavitación’, que reduce la fricción y le permite, literalmente, volar bajo el agua.
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Este efecto, característico de los torpedos rusos Shkval y desarrollados en la URSS durante la Guerra Fría, alcanza una velocidad que es idéntica (200 nudos) al proyectil que desarrollan los ingenieros chinos.
La principal dificultad a la que se enfrentan los científicos chinos es la creación de un sistema de propulsión capaz de proporcionar el empuje necesario tanto en el aire como bajo el agua. Según ellos, este problema se puede resolver utilizando el boro, un elemento químico metaloide que reacciona activamente en ambos entornos, liberando una gran cantidad de calor y que es conocido por su gran reactividad a altas temperaturas, en particular en combinación con oxígeno y nitrógeno.
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