Las calles de la hoy ucraniana ciudad de Chernovtsí durante la reincorporación de la parte norte de la histórica región de Bucovina a la URSS. Del 28 de junio al 3 de julio de 1940.Anatoly Garanin / Sputnik
Ucrania es un bello lugar e increíblemente rico en sus naturaleza, cultura e historia. Y como tantos otros países atractivos por sus recursos y la importancia geopolítica de sus territorios, ha sido condenado a ser partícipe de la lucha entre varios intereses de todo tipo de depredadores para controlarlo.
Cuando éramos niños, los adultos nos contaban que fueron testigos de cómo durante la ocupación nazi, los alemanes sacaban vagones de la grasosa tierra negra ucraniana, que tuvo la mala suerte de ser la más fértil de Europa. La Ucrania de principios del siglo pasado se conocía como el granero de Europa y en su periodo soviético llegó a ser el principal productor de acero en el continente. En esos tiempos, lo ucraniano se percibía como parte natural de la cultura rusa que, dominando los inmensos territorios euroasiáticos, nunca fue uniforme ni excluyente. Incluso el nombre Ucrania era sinónimo de “Malorossia” (“la Pequeña Rusia”), igual que la vecina Bielorrusia que significa “Rusia Blanca”, los territorios limítrofes del sur y del suroeste de Rusia.
Históricamente, los rusos fueron los aliados naturales de los ucranianos en sus múltiples guerras contra los invasores turcos y polacos, compartiendo la misma religión ortodoxa e idiomas muy cercanos y absolutamente comprensibles para ambos pueblos. Incluso durante algún tiempo del siglo antepasado, el idioma ucraniano se consideró un dialecto del ruso.
Después de la Revolución bolchevique de 1917, Ucrania dejó de ser parte del Imperio ruso y se proclamó República Socialista Soviética. El gobierno revolucionario de Lenin y los posteriores, inspirados por las ideas del internacionalismo proletario, promovieron el desarrollo del idioma y la cultura ucraniana, haciéndolos parte de la educación obligatoria en la república, y así toda su población se hizo bilingüe, ya que el idioma de la comunicación intercultural entre los distintos pueblos de la URSS, naturalmente, era el ruso.
En los tiempos soviéticos los ucranianos pertenecieron simultáneamente a las dos culturas, que se percibían como una sola, leyendo libros, viendo películas, cantando canciones y contando chistes en los dos idiomas, sin sentir ninguna contradicción. En el periodo soviético, el territorio de Ucrania se ampliaba con los vastos territorios de Donbass, Ucrania Occidental y Crimea, y en la segunda mitad del siglo pasado, esta llegó a ser la república con los mejores indicadores de desarrollo de toda la URSS. Contraponer Ucrania a Rusia era parte del discurso de una insignificante minoría nacionalista, perseguida por el Estado y muy mal vista por la población. Es curioso que los últimos años, opinar bien de la Unión Soviética en los medios ucranianos estuvo penado por ley.